AVELLANEDA 1983
Juan Tejedor
Hay un hecho concreto, irrebatible: el 22 de diciembre de 1983, Independiente le ganó 2 a 0 a Racing, se consagró campeón del Metropolitano y despidió a su rival clásico de la Primera División. Para el Rojo fue, además, el punto de partida de un ciclo extraordinario que sumaría la Copa Libertadores de América y las copas Intercontinental y Toyota en 1984. Para la Academia, el comienzo de una tortura mayor: pasaron dos años y medio hasta su siguiente partido en Primera.
También hay cuestiones, preguntas que hasta el día de hoy se responden a medias, poco o nada. ¿Es efectivamente cierto que Racing ya había descendido, como dicen los que niegan que Independiente lo haya mandado a la B? ¿Era tan brillante y lujoso aquel equipo dirigido por el Pato Pastoriza? ¿Cómo vivieron los jugadores un partido que ya entonces se sabía que era histórico?
De todo eso habla este relato, y de un acontecimiento único desde que en el mundo existe el fútbol: un clásico en la última fecha, un equipo que sale campeón y su adversario que desciende. No pasó nunca, en ninguna parte, excepto en Avellaneda en 1983. Extrañamente, no había habido hasta ahora un libro que lo contara.