EL TENISTA

Ian Fligler

El tenis es un juego de suma cero: si alguien gana, el otro pierde. Es inexorable. La ausencia de un término medio corona a uno y manda al otro a querer poner su raqueta al fuego. No hay mucho más para el que no gana que la esperanza de una performance que esté a la altura en otro momento, en algún futuro. No es por tiempo, no hay empate, estás solo. 

El protagonista de El Tenista aprovecha los llantos cortos que se permite si nadie lo mira para drenar esos sentimientos del subconsciente que le suplican tenerlo todo, ganarlo todo; esos mismos que le causan una angustia ininteligible que se derrama entre los diplomas y los aplausos. Te están mintiendo.

Ian es un héroe bien silencioso pero atrevido, que no pierde ni un minuto de narración en lo que está fuera de tema para dar rienda suelta a un relato parejo, sintético e íntimo que le ayuda a secar la cancha de su cabeza, inundada por el éxito o su falta. Tenés todo para ser tenista.