UNA TARDE DE JUNIO: LA TRAGEDIA DE LA PUERTA 12
Pablo Lisotto
«Ahora vuelvo, voy a la casa de un amigo», les dice Horacio Iglesias a sus padres, quienes le habían prohibido ir al Monumental ese día. Viven en Paraguay y Serrano, Palermo. Faltan 45 minutos para que empiece el partido, y su rebeldía adolescente está, a los 17 años, en el punto más álgido.
¿Qué pasó en Puerta 12, aquella fría tarde de junio de 1968? ¿Cómo pasó? Y lo esencial: ¿por qué pasó?
A un costado del acceso a esas escaleras, un policía de civil nota que la barra de Boca está aprontándose para bajar. Se apresura y les hace gestos a sus compañeros, que aguardan abajo esa señal. Será la piedra fundacional de la obra maestra del desastre que se aproxima, y que durará, como mucho, apenas cinco minutos.
¿Cuántas personas murieron aquel domingo? ¿71 o más? ¿Y por qué tantos pugnaron por ocultar la verdad y silenciar la tragedia?
La marea succiona a Gervasio Esquivel hacia abajo. La oscuridad es completa. Pierde el equilibrio, pero tiene la lucidez necesaria para tirar el manotazo a la nada. O a la vida. Algo pesca con sus dedos. Y a eso se aferra. De inmediato, se trepa por encima de un hombre grande, robusto, que chilla de dolor. Lo ignora. La lucha por la supervivencia es más fuerte. Los tiempos son escasos para pensar. Hay mujeres y niños. Incluso, hay una embarazada. La avalancha no hace distinciones. Se lleva puesto todo.
Pablo Lisotto dedicó años a investigar un capítulo oscuro de la historia argentina y una de las páginas más tristes del fútbol mundial. El resultado impacta. Apoyado en más de 150 testimonios, documentos históricos y entrevistas clarificadoras, escribió una crónica trepidante, que martilla dato tras dato hasta resolver el rompecabezas, arduo y muy, muy actual.